El 95% de las preocupaciones a las que damos vueltas en nuestro día a día no solo no suceden nunca, sino que son siempre las mismas. Dar una importancia exagerada a situaciones hipotéticas que quizás nunca ocurran reduce nuestra felicidad. De ahí que sea tan importante relativizar las preocupaciones. Y esto no quiere decir que los olvidemos. Relativizar es conceder a los problemas el peso que realmente tienen.
Un popular proverbio chino dice así: “si un problema no tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si la tiene, ¿por qué te preocupas también?”. Relativizar los problemas es una filosofía para encarar la vida con más optimismo y vivir más tranquilo. ¿Cómo? Sigue estos consejos.
Cuando una persona se preocupa por algo, en realidad está tratando de proyectar distintos desenlaces de un problema. El instinto de supervivencia del ser humano tiende a imaginar escenarios pesimistas que nos permitan estar en guardia. Pero, ¿y si ese desenlace nunca se hace realidad? En ese caso, habrás malgastado energía y felicidad en una situación que nunca ha ocurrirá.
El significado de relativizar es tratar de buscar un equilibrio entre lo importante y lo urgente. Ser capaz de banalizar aquello menos importante para centrarnos en lo realmente grave. En definitiva, relativizar es evitar dar una importancia exagerada a los problemas y racionalizar la que realmente merece.
Tanto es así que algunos expertos animan a que las personas destierren el concepto de “problema” y pasen a verlo como situaciones que deben resolver.
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Las emociones que nos dominan están siempre influidas por nuestros pensamientos. La felicidad, la tristeza o el odio que sentimos van a impactar en las acciones que realizamos. De manera que si nuestras emociones están basadas en constantes preocupaciones, todos tus comportamientos se verán sesgados por estas.
Situaciones financieras complicadas, un desamor, cambiar de trabajo o una enfermedad… Cuando nuestro cerebro detecta pensamientos negativos o preocupaciones, tiende a bloquearse. Y esto nos impide pensar con claridad y tomar buenas decisiones.
El miedo es siempre paralizante. Por eso debemos tender a relativizar las preocupaciones para alcanzar un estado de tranquilidad que nos permita analizar la situación con más claridad, y resolverla.
Además, recuerda que luchar contra imprevistos futuros por ti mismo es muy difícil. Existen situaciones que escapan a tu control. Eso sí, hay formas muy eficaces de protegerte de los problemas, incluso aquellos que todavía no existen. En GENERALI hemos diseñado el Seguro de Vida Fácil para garantizar la protección de los tuyos.
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¿Por qué debes dejar de preocuparte por todo? Son muchos los beneficios de relativizar los problemas.
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Entonces, ¿cómo dejar de pensar en algo que te obsesiona? ¿Cómo quitarse el agobio mental? A la hora de relativizar los problemas, existen algunos trucos eficaces. Pon en práctica estos 7 consejos que te traemos con este vídeo.
Esta técnica fue creada por Suzy Welch con el objetivo de facilitar la toma de decisiones complicadas. Pero también es una perfecta manera de conseguir relativizar los problemas. Para ello, reflexiona sobre lo siguiente:
Tomar distancia de tu preocupación también te ayudará a encararlo con más perspectiva.
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¿Cuántas veces te ha resultado mucho más fácil dar consejos a otras personas que a ti mismo? Esto se debe a que cuando lo haces para otra persona, no sueles contar con la presión y autoexigencia de tomar una decisión con un impacto directo en tu vida. Ahora bien, ese consejo es perfectamente apto para ti también.
Trata de visualizarte en tercera persona. Toma distancia del problema y permítete analizar la situación con más calma para relativizar los problemas. Cuando debas encarar un desafío piensa lo siguiente: ¿qué le dirías a un amigo que atraviesa por lo mismo?
Cuando afloran las preocupaciones, también lo hace el tremendismo. Sin embargo, tender a proyectar los peores escenarios nos bloquea para tomar buenas decisiones. Evita pensar en situaciones extremas.
Otro error común en aquellas personas que no quieren enfrentarse a determinadas situaciones es tender a dejarlas estar. No obstante, el problema podría hacerse más grande con el tiempo. Trata de buscar soluciones en el corto plazo. Esquivar tu preocupación solo hará que se convierta en un problema para tu “yo del futuro”.
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Aunque resulte llamativo, encarar las preocupaciones con sentido del humor es enormemente efectivo. Es una forma de desdramatizarlo. El sentido del humor promueve la liberación de endorfinas, responsables de la felicidad.
Aún en las peores situaciones, mantener la positividad es elemental como mecanismo de supervivencia. Recuerda cómo funciona el cerebro… Los pensamientos positivos conllevarán emociones positivas y, por lo tanto, acciones positivas. Enfrentarte a las preocupaciones siendo positivo te ayudará a resolverlos con más facilidad.
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Recuérdate que el problema tampoco es para tanto. Cuando reduces las implicaciones negativas a cero, comenzarás a ver la situación como algo menor. ¿Has suspendido un examen? ¿Te han puesto una multa de tráfico? Aunque no siempre sea sencillo, repítete que tampoco es para tanto para relativizar los problemas.
En ocasiones, la solución a tus preocupaciones ni siquiera depende de ti. No vale la pena continuar dándole vueltas a un problema que escapa completamente de tu control. Cada minuto que pasas pensando en ello lo pierdes en solucionar otras cuestiones que sí están en tu mano.
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Algunas personas tienden a preocuparse por todo en exceso. Esto se debe a que les cuesta vivir con la incertidumbre. Una manera de dejar de hacerlo es observar el problema con distancia. Trata de relativizarlo haciéndote preguntas como: ¿qué importancia tendrá este problema dentro de 1 año?
Una manera de luchar contra los pensamientos obsesivos es tratar de buscar vías de escape para liberar tu ansiedad: haz deporte 30 minutos al día y practica pequeñas sesiones de meditación. Seguir una dieta equilibrada también contribuirá a dejar de pensar en algo que te obsesiona.
Para quitar el agobio mental debes reducir el impacto de situaciones que incrementan tu nerviosismo. En primer lugar, aléjate de aquello que provoca tu preocupación. Hábitos como el consumo de cafeína o bebidas energéticas aumentarán tus ganas de seguir dándole vueltas. Mantén una buena rutina de sueño y libera estrés por medio de la actividad física.
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