Hoy en día nadie pone en duda que fumar es perjudicial para la salud. El tabaquismo en casa convierte a niños y adolescentes en fumadores pasivos, y los efectos del tabaco son tan nocivos para ellos como para el fumador.
Las consecuencias de fumar en casa van más allá de problemas respiratorios y cardiovasculares. Expertos alertan de que el consumo de tabaco en la familia hace que muchos niños lo normalicen aumentando el riesgo de convertirse en fumadores durante su adolescencia. Además, pueden provocar trastornos en el aprendizaje e hiperactividad.
En España se calcula que un 10% de los menores de 14 años están expuestos diariamente al humo del tabaco en el hogar. No podemos olvidar que fumar en el balcón o con la ventana abierta no evita la presencia de estos contaminantes en casa. Aun así, es un hábito muy común entre madres y padres fumadores en España.
Llamamos humo de segunda mano tanto al que exhala el fumador como al que se libera de un cigarrillo, vapeador o puro encendido. El humo contiene 4.000 químicos distintos, muchos de los cuales producen cáncer. Y esa exposición afecta tanto a los fumadores activos como a los niños y adolescentes de la familia.
Los españoles son los ciudadanos europeos que más fuman en presencia de niños. En concreto el 52% de los fumadores lo hacen.
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Para entender cómo influye el consumo de tabaco en la familia debemos fijarnos en las distintas etapas de desarrollo de los más pequeños. Y el embarazo es la primera de ellas.
Fumar durante el embarazo o estar en contacto con el humo del tabaco durante la gestación puede exponer al bebé a grandes enfermedades como:
✅ Recuerda: fumar durante la lactancia materna es perjudicial para la salud del bebé. La nicotina inhibe la producción de prolactina, una hormona que regula la leche materna. Además, en la leche materna de las mujeres fumadoras hay una mayor concentración de cadmio, mercurio y otros materiales pesados.
Durante la infancia debemos proteger a los más pequeños del contacto con el humo del tabaco. Su organismo está en pleno desarrollo por lo que cualquier agente externo tiene un impacto mayor en su salud.
Estos son los problemas para la salud de los bebés y niños producidos por el humo ambiental del tabaco:
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La adolescencia se considera una etapa de riesgo para la adopción de algunas conductas perjudiciales para la salud. Se despierta una curiosidad natural por experimentar y descubrir nuevas sensaciones. Esto les hace muy vulnerables al consumo del tabaco y el alcohol. De hecho, el promedio de edad en el comienzo del consumo de estas sustancias se sitúa entre los 13 y los 15 años.
Como madres y padres debemos de ser sumamente cautelosos con los modelos conductuales que proyectamos en nuestros hijos. El consumo de tabaco delante de los adolescentes neutraliza efectos perjudiciales a ojos de una personalidad todavía en construcción.
Se estima que un tercio de los adolescentes que empiezan a fumar antes de los 18 años terminan muriendo cuando son adultos por alguna patología relacionada con el tabaco.
Además, estas son las consecuencias del tabaco para adolescentes:
Además de los problemas de salud, los efectos del tabaquismo en la familia impactan en la economía familiar. El gasto de dinero en tabaco y vapeadores afecta negativamente a los índices de ahorro en la familia. Ese desembolso podría invertirse en alimentación saludable, ocio o calidad de vida de los más pequeños.
Por otro lado, la salubridad del hogar se puede ver afectada. Fumar genera una contaminación residual que se adhiere a muebles, cortinas y alfombras en casa. Las paredes de los hogares con personas fumadoras adquieren tonos más oscuros con el paso del tiempo. Por no hablar de los olores.
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Tampoco podemos olvidar los modelos de familia. Como madres y padres, somos los modelos a seguir para nuestros hijos. Ellos tienden a imitar las conductas que observan en nosotros.
Se calcula que las probabilidades de que un hijo fume si ambos padres lo hacen es del 24%. Por el contrario, si ninguno de los progenitores fuma, ese porcentaje se reduce hasta el 12%. Por ello no se nos puede olvidar que fumar se transmite de padres a hijos en muchos casos.
Sí, el humo del vapeo es perjudicial para los menores. En estos momentos ya se han identificado hasta 22 sustancias tóxicas en los compuestos de los vapeadores.
Un fumador pasivo es una persona que, no siendo el fumador activo, está expuesto al humo tanto exhalado como aquel que brota del cigarrillo encendido.
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