Probablemente conozcas a coaches profesionales, directivos de empresas o expertos que publican en LinkedIn acerca de la inteligencia emocional, pero puede que no sepas a ciencia cierta lo que significa.
No es solo una expresión de moda, el coeficiente emocional o inteligencia emocional puede ayudar a las personas a comunicarse mejor, resolver problemas de forma más efectiva y cultivar relaciones positivas con los compañeros de trabajo y los clientes. Por estos motivos, y muchos más, es una habilidad importante para añadirla a tu CV.
Un coeficiente intelectual alto puede ayudarte, sin duda, a escalar en tu carrera profesional, pero ser capaz de reconocer y comprender tus emociones y las de las personas que te rodean es igual de importante. A continuación te contamos cómo cultivar tu inteligencia emocional.
La inteligencia emocional, definida por los investigadores en la década de los 90, hace referencia a la «regulación efectiva de las emociones en uno mismo y en los demás«, lo que implica que una persona con inteligencia emocional puede confiar en sus sentimientos «para motivar, planificar y lograr metas».
Por tanto, aquellas personas que presentan un alto coeficiente emocional cuentan con las siguientes habilidades:
«Reconocer un sentimiento cuando se produce es la piedra angular de la inteligencia emocional», afirma Daniel Goleman, escritor, periodista científico y líder de opinión en inteligencia emocional que ha escrito varios bestsellers sobre el tema.
Goleman anima a la gente a prestar más atención a las sensaciones físicas que pueden tener una causa emocional, como estar cansado al estar deprimido o sufrir dolores de cabeza debidos al estrés. Goleman cree que, al comprender nuestras emociones, estamos en mejor situación para gestionarlas.
Al igual que algunas personas con inteligencia emocional reflexionan sobre sus sentimientos en lugar de actuar impulsivamente, también son capaces de reconocer los puntos de vista de los demás sin juzgarlos. Esta es una habilidad importante cuando se quiere trabajar de forma efectiva con compañeros de trabajo y socios empresariales. Como Goleman dice: «Los líderes con empatía no solo empatizan con la gente que los rodea, sino que emplean sus conocimientos para mejorar sus empresas de forma sutil, pero importante».
El camino no siempre es fácil y podemos encontrarnos con obstáculos, pero si tenemos inteligencia emocional aceptaremos los altibajos de la vida. Las personas con un alto coeficiente emocional cuentan con una gran motivación y nada se interpone en su afán por cumplir sus metas a corto y largo plazo.
Los empleados y propietarios de pequeñas empresas, los equipos de gestión y los directores de empresa pueden beneficiarse de cultivar su inteligencia emocional en cualquier entorno profesional en el que se encuentren. Al fin y al cabo, todos experimentamos emociones en nuestro día a día, y cuando nos enfrentamos a plazos ajustados, comentarios negativos de los clientes o reveses imprevistos, la forma en que respondemos dice mucho de quiénes somos y puede afectar a la gente que nos rodea.
La próxima vez que te enfrentes a una situación difícil, piensa en cómo te hace sentir y cómo podría hacer sentir a los que te rodean. En lugar de reaccionar instantáneamente, dedica un momento a evaluar tus emociones y responder de forma adecuada. Busca formas de canalizar tus emociones para obtener un resultado positivo.
A menudo respondemos a las cosas automáticamente y por costumbre, así que dedica tiempo a entrenarte para ignorar tu impulso inicial y, en lugar de ello, ofrece una respuesta útil. Conocer aquello que te hace sentir mal puede ayudarte a gestionar tus emociones y, lo que es mejor, evitar esas situaciones en el futuro.
Por ejemplo, si te pone nervioso que alguien te presione para que entregues un proyecto, procura ponerte plazos anticipados para llegar siempre a tiempo con las entregas.
Dicho esto, no se trata de ignorar los sentimientos negativos. Se trata de comprender y gestionar tus sentimientos. Jeff Bezos, fundador y director general de Amazon, impartió una masterclass sobre este elemento de la inteligencia emocional cuando anunció en una rueda de prensa una subida de sueldos para los empleados. Lo argumentó así: «Hemos escuchado las críticas, hemos pensado concienzudamente qué queríamos hacer y hemos decidido que queremos ser líderes». En lugar de enfadarse o discutir, evaluó la situación y respondió de una forma que era positiva para todos.
Virginio Gallardo, autor de varios libros sobre liderazgo e innovación, afirma que a veces los proyectos fallan porque las emociones organizativas no son las adecuadas y no porque las personas individuales no tengan buenas ideas. Para involucrar a los participantes solo es necesario dar importancia a las emociones de las personas, a quererlas gestionar y a sacarlas a la luz en nuestros planteamientos organizativos.
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