La palabra muerte sigue siendo en España un término que encoge a muchas personas. Su mera pronunciación, así como todos los temas que la rodean son un tabú en nuestra sociedad. Sin embargo, ¿dar la espalda a la pérdida es la mejor forma de afrontarla? Muchos expertos afirman que hablar abiertamente de la muerte ayuda a vivir mejor.
Esto no quiere decir que debamos resignificar la muerte ni tampoco olvidarnos de nuestros seres queridos. Naturalizarla ha permitido a muchas personas afrontar procesos de duelo dolorosos. En este artículo entenderemos cómo ha evolucionado el concepto de muerte y cómo romper con el tabú.
Qué es un tabú
Un tabú es una prohibición implícita y consensuada en una sociedad o colectivo para no mencionar o tratar un tema en concreto. Normalmente el tabú suele tener motivos religiosos, supersticiosos o sociales.
La muerte y toda la simbología que la rodea es en España un tema tabú. Parece que hablar sobre ella nos acerca más al final de la vida o creemos que es una manera de atraerla. ¿Cómo se ha tratado este concepto a lo largo de la historia?
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El concepto de Muerte a lo largo de la historia
Según relata el historiador Phillipe Ariès en su libro “Historia de la muerte de Occidente”, esta idea ha adoptado formas muy diferentes según la época histórica de la humanidad.
La muerte en la Edad Media
La Edad Media destaca por haber sido una época letal para el desarrollo de la civilización desde un punto de vista tecnológico, de la salubridad o de la cultura. La mayoría de personas no tenían a su alcance unas buenas condiciones de higiene. Tampoco había medicamentos y los cuidados sanitarios brillaban por su ausencia.
Es por ello que aparece el concepto de “muerte domesticada”. Los fallecimientos eran constantes y se producían dentro de los hogares por lo que gran parte de la población desdramatizó la muerte.
Probablemente por necesidad se va instaurando la fe cristiana de la resurrección o el “viaje a la otra vida” con el objetivo de naturalizar. En la Edad Media no se temía a la muerte como concepto ni tampoco se evitaba hablar de ella.
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La muerte durante el Renacimiento
Llegado el siglo XII se empieza a constituir una vinculación entre la muerte y la conciencia de uno mismo. De hecho, empiezan a usarse inscripciones funerarias individuales y surge la idea del Juicio Final. El historiador Ariès la denomina “muerte propia”.
Poco a poco empezará a surgir un temor a la muerte. Incluso aparece el recurso de los ars bene moriendi (el arte de morir bien): manuales de meditación y consejos para afrontar la muerte.
La muerte durante el Romanticismo
A partir del siglo XVII el miedo a la muerte pasa de estar en uno mismo a estar en la pérdida del ser querido. Aparecen mausoleos y grandes tumbas para honrar el fallecimiento del prójimo. A esta se la denomina “muerte ajena”.
La muerte en la actualidad
La evolución conceptual nos lleva a su última etapa: la “muerte prohibida” según el historiador Ariès. Gracias al progreso y los avances médicos la muerte se intenta posponer todo lo posible.
No se trata ya de miedo ni respeto, sino de una realidad que queremos ocultar por temor a afrontarla.
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¿En qué consiste el tabú de la muerte?
Con esta perspectiva histórica entendemos el motivo por el que el término muerte no se suele pronunciar ni tampoco se trata desde una perspectiva esperanzadora o espiritual. El tabú de la muerte consiste precisamente en invisibilizar y evitar su contacto.
Incluso deja de mencionarse explícitamente y pasamos a nombrar eufemismos de morir como “cuando esta persona ya no esté con nosotros” o “cuando nos deje”. Consiste en esa paradoja donde el nacimiento de un niño se celebra con toda la familia, pero no se expone a los niños a las despedidas.
Los expertos afirman que romper el tabú de la muerte es una forma de afrontarla mejor. De la misma forma, hablar de ello nos permite abordar conversaciones sin ataduras con los seres queridos.
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Beneficios de hablar de la muerte
Tratarla como una etapa vital más también tiene algunas ventajas. Estos son los beneficios de hablar de la muerte con naturalidad.
Invita a aprovechar el momento
Ser conscientes de que la vida es limitada y tener eso presente ayuda a tomársela con más entusiasmo. Es una forma de apostar por que todos los días puedan ser los mejores de tu vida por si fueran los últimos.
Permite abordar conversaciones necesarias en caso de fallecimiento
Definir las últimas voluntades de un familiar, el tipo de despedida que quiere o si desea donar sus órganos a la ciencia es una conversación que merece la pena abordar.
Nos prepara anímicamente para el duelo
Por supuesto que la ausencia de un ser querido será dolorosa, incluso cuando la muerte ya no sea un tabú en la familia. Sin embargo, también contribuye a que el proceso de duelo sea más llevadero.
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Saber que dejas “los deberes hechos”
Es también una forma de irte en paz sabiendo que aquellos temas que te preocupan los has tratado. Y eso también dará mucha paz a tus seres queridos cuando te despidan.
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