En 2005, la senadora estadounidense y candidata a la presidencia de Estados Unidos en 2020, Elizabeth Warren, popularizó junto a su hija, Amelia Warren Tyagi, la regla 50/20/30 en su libro All Your Worth: The Ultimate Lifetime Money Plan. Aunque el libro no está disponible en español, el concepto también se ha popularizado en nuestro país y hay gran cantidad de artículos al respecto. Este método es tan útil que a día de hoy la regla del 50/20/30 sigue siendo uno de los consejos más efectivos y sencillos para ahorrar.
Después de las Navidades toca hacer frente a la temida cuesta de enero, por lo que es un buen momento para comenzar a aplicar la regla del 50/20/30. El año 2020 ha sido difícil para muchas familias debido a la COVID-19, que continúa afectando a millones de personas alrededor del mundo. Esta problemática se une a la falta de educación financiera de los españoles, una carencia que dificulta el ahorro y que podría estar relacionada con la falta de interés que suscita esta materia.
Esta regla de ahorro es genial para aquellos que no quieren estar pendiente de cada céntimo que gastan. La regla del 50/20/30 se diseñó para que puedas asegurarte de que tus ingresos cubren tus necesidades presentes y tus objetivos futuros, además de tener algo de dinero con el que disfrutar del día a día.
Esta regla se calcula en base a tu salario neto, es decir, la cantidad de dinero que entra directamente en tu cuenta. La regla 50/20/30 se configura de la siguiente forma:
¿Cómo funciona realmente la regla del 50/20/30? Vamos a echarle un vistazo a cada una de las categorías en detalle.
Según la regla del 50/20/30 , la mitad del salario se usa para pagar aquello que necesitas para vivir. ¿Qué es una necesidad como tal? Bueno, el propio significado de la palabra ya te lo dice; una necesidad es aquello sin lo que no puedes vivir. Así, este 50% se utiliza para cubrir los gastos de alquiler, comida, transporte y servicios básicos, como el agua o la electricidad.
En la teoría parece fácil, ¿verdad? Pero las necesidades del día a día pueden variar en función de las personas. Vamos a echarle un vistazo a algunos ejemplos prácticos.
Los acreedores casi siempre nos obligan a pagar una cantidad fija cada mes para saldar nuestras deudas. Así que esos pagos cuentan como necesidad. Ejemplo de ello es la hipoteca o la cuota de la comunidad de vecinos. Pero ¿qué hay de esos pagos adicionales que podríamos hacer al mes, como un plan de pensiones? Como no tenemos que realizar dichos pagos de forma obligatoria para mantener la deuda a raya, estos entraría en la categoría del 20%. Más adelante hablaremos de ello.
Normalmente creemos que todos los servicios son una necesidad. Sin embargo, cuando te paras a pensarlo, puede que no todos lo sean.
Por ejemplo, si trabajas desde casa prácticamente en todo momento, una buena conexión a Internet es una necesidad. Sin embargo, si solo te conectas a Internet en tus momentos de ocio, la red wifi pasaría a la categoría de gastos personales. Párate a pensar en todo lo que das por sentado como necesidad para asegurarte de que pertenece a la categoría correcta.
Si has comprobado que alguna de tus necesidades puede encajar en otra de las dos categorías, puedes probar a modificar alguno de estos elementos para no superar tu presupuesto. ¿Podrías mudarte a una casa más pequeña? ¿Te apañas con una conexión a Internet más barata aunque sea más lenta? ¿Puedes moverte en un vehículo más barato? Es probable que tengas más margen de maniobra del que crees.
¡Qué suerte! Antes de usar el dinero restante en tus caprichos mensuales, igual merece la pena aumentar el porcentaje de la categoría del 20% (ahorros y préstamos) para mejorar tus ahorros y garantizar (más aún) un fondo suficiente para tus préstamos.
Aunque suele ser la más olvidada, este 20% es una de las palancas para conseguir realmente tus objetivos de ahorro. Después de todo, pagar préstamos, crear un fondo de emergencia o invertir en tu jubilación te asegurarán estabilidad en el futuro.
Si tienes muchos préstamos, o crees que no cumples con tus objetivos de ahorro ni jubilación, puedes reducir el porcentaje del presupuesto de necesidades o de caprichos hasta que te recuperes a nivel financiero. Evita la tentación de ser demasiado duro contigo mismo: ¡es mejor tener un presupuesto viable que puedas mantener a largo plazo!
Si tienes muchos préstamos, o no cuentas con un fondo de emergencia, te recomendamos que eso sea lo primero en lo que te centres. Dicho esto, no es buena idea dejar de contribuir a tus ahorros o inversión para la jubilación a largo plazo. Cuanto antes comiences a invertir en ello, más intereses ganarás con ese dinero.
Cuidado: solo el fondo de emergencia, las inversiones para la jubilación y los ahorros para la vida (como la boda o una casa más grande para aumentar la familia) encajan en esta categoría. Si quieres ahorrar para irte de vacaciones o el coche de tus sueños, adelante, pero no olvides añadir este tipo de ahorros en la categoría de gastos personales.
Dentro de esta categoría incluiremos las cosas más efímeras, como pequeños lujos y caprichos, diversión… Todo lo que se te ocurra va aquí. Aquellas cosas que nadie necesita para vivir pero que hacen que tu vida sea mejor. Si normalmente gastabas más del 30% de tu salario en caprichos, es hora de empezar a eliminar o reducir los gastos de esta categoría. Y, por supuesto, empieza por aquellas cosas que te resultan más prescindibles.
Esto es más importante de lo que parece. Seguro que podrías vivir sin esta categoría, solo con las dos anteriores. De hecho, puede que sea una buena idea si cada vez te aproximas más al precipicio financiero. Pero llevar una vida austera a largo plazo no es sostenible. Así que, una vez que hayas cumplido con las dos categorías anteriores, date el lujo de gastarte el 30% restante de tu salario en cosas que te gustan, sin remordimiento alguno.
Comienza a calcular tus gastos actuales y colocar cada uno en la categoría a la que corresponda. Si puedes, consulta tus movimientos del banco para ello.
Seguramente te des cuenta de que tus categorías de gasto no se adaptan exactamente a la regla del 50/20/30 y que el total de tus gastos es mayor o inferior a tu salario. No te preocupes, ¡lo extraño sería que ya realizaras los gastos siguiendo esta regla! Es momento de ajustar la regla y el plan hasta que te guste. Si no puedes aplicar dicha regla en estos momentos, crea un plan para reducir los gastos.
Una vez hecho esto, seguramente te resulte más fácil seguir la regla del 50/20/30 al automatizar la gestión del dinero. Hay gran cantidad de aplicaciones de ahorro diseñadas para ayudarte, como Presupuesto Rápido o Money Manager. Échales un vistazo y elige la que se adapte mejor a tus necesidades.
No lo olvides, revisa el presupuesto, evita las deudas nuevas y aplica la regla del 50/20/30 a tu vida para gestionar tus finanzas con tranquilidad.
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