Más vale prevenir que curar, señala el dicho popular. No está por ello de más la contratación de un seguro de accidentes personales, con el fin de estar asegurado ante imprevistos que nos puedan suceder y sus consecuencias.
El rango de accidentes anuales es elevado en nuestro país y nunca se sabe cuándo se va a poder necesitar la cobertura que nos ofrece una empresa aseguradora.
Si estamos dispuestos a contratar un seguro de este ramo el primer paso, como en cualquier actividad importante, es el de comparar bien entre las diferentes ofertas que tenemos a nuestra disposición, conociendo correctamente cuáles son las coberturas que se nos brindan en cada caso, diferenciando cuáles de ellas nos resultan imprescindibles, cuáles relevantes y cuáles son las menos necesarias para nuestro caso. Los agentes de seguros a los que podemos acudir nos serán de buena ayuda en ese sentido.
Tenemos que saber en primer lugar qué casos son los que se consideran como accidentes. No sólo se integran en ese ámbito los de circulación, sino otros muchos imprevistos que nos puedan causar daños graves e incluso la muerte como son las agresiones, los casos de asfixia por inmersión y muchos supuestos más. El abanico de imprevistos que pueden ponernos en una situación peligrosa es prácticamente ilimitado.
Coberturas indispensables
De cualquier manera, hay ciertas coberturas que podemos considerar indispensables en un seguro de accidentes: muerte o desmembramiento accidental, incapacidad permanente y total, gastos funerarios, gastos de ambulancia, renta diaria por hospitalización, enfermedades graves a causa del siniestro… Un buen seguro de este tipo debería cubrir al menos estos casos. En ese sentido debemos tener en cuenta también otras coberturas relevantes que quizás a primera hora no se nos ocurra que puedan estar incluidas, como es el caso de los gastos dentales (hay que tener bien claro que formen parte de la oferta) o incluso los gastos estudiantiles y las becas, amén de otros muchos servicios extra.
Hacernos con un seguro adecuado a nuestras circunstancias personales y profesionales resulta clave. Dependiendo de nuestro trabajo, por ejemplo, puede haber coberturas necesarias o prescindibles. Por ejemplo, la de actividades acuáticas, que para muchos resultará secundaria pero que de cara a al sector profesional marítimo -desde pescadores a buceadores- sería esencial; la referente a menores, si tenemos a niños a nuestro cargo; o las especificas para los empresarios y directivos, por poner sólo algunos ejemplos.
En el caso concreto de los accidentes de tráfico no sólo hay que considerar los del ámbito que cuenta con un mayor porcentaje de siniestralidad -los sufridos, por ejemplo, con automóviles o motocicletas-, sino otros casos mucho más improbables pero también posibles como pueden ser un accidente ferroviario, marítimo o incluso de avión. Comprobar si están incluidos en la oferta aseguradora y si pueden ser de nuestro interés es otro aspecto a considerar.
El factor económico
El dinero, por supuesto, es otro factor relevante a tener en cuenta. Debemos conocer cuánto queremos o podemos gastar, pero siempre relacionándolo con el capital que necesitamos asegurar y la calidad del servicio que se nos ofrece. Tal vez 50 euros anuales puedan marcar la diferencia entre una buena cobertura o una deficiente, así que en ciertos casos es quizás recomendable hacer un pequeño esfuerzo y asegurarnos el mejor seguro posible.
Continuando con el aspecto económico, lo cierto es que la contratación de un seguro de accidentes por lo general no resulta cara en absoluto en España: entre 100 y 200 euros por año en la gran mayoría de los casos, por lo que no se convierte en una póliza inasequible ni mucho menos. Hay que resaltar, eso sí, que los jóvenes tienen también más facilidades a la hora de contratar un seguro de este tipo, pues son los que cuentan con ofertas económicas más ajustadas ya que su riesgo de sufrir cualquier percance es según las estadísticas inferior. Para la Tercera Edad, en cambio, la contratación de una póliza en este ámbito resulta bastante más complicada y, en algunos de los casos, imposible.
Otro consejo a tener en cuenta es asegurarse de cómo se realizaría el pago por parte de la aseguradora en el supuesto de que lo precisáramos tras una mala noticia. Es frecuente que sea fraccionado y posiblemente prefiramos (o necesitemos) que se produzca de una sola vez. También resulta fundamental conocer hasta dónde llegaría el apoyo económico que nos posibilitaría la compañía en el caso de accidente, teniendo en cuenta todos los supuestos posibles. Y, como es obvio, hay que revisar bien el contrato que vayamos a suscribir antes de firmarlo, con el fin de asegurarnos de que todo queda correctamente atado y claro.