Aunque a veces pase un tanto desapercibida en el entorno asegurador una cuestión fundamental es la valoración del riesgo, que se hace aún más importante en el ramo automovilístico. Por eso, con el fin de aclarar conceptos vamos a contaros con claridad qué es la valoración del riesgo en un seguro de auto y para qué sirve la valoración del riesgo en el seguro de coche. ¡Arrancamos!
Qué es la valoración del riesgo
Entonces, ¿qué es la valoración del riesgo? Podemos definirlo como un proceso mediante el cual se establece la probabilidad de que ocurran daños personales o materiales, así como la cuantificación económica de estos. Es un término que cobra todavía mayor importancia referido a los seguros de coche, teniéndose en cuenta además que todo vehículo está obligado por ley a suscribir un seguro a terceros.
Criterios para la valoración del riesgo
Vamos ahora a ver cómo se valora el riesgo en los seguros de coche, una tarea necesaria tanto en el caso de nuestra compañía, GENERALI, como de otras aseguradoras. Es decir, en base a qué criterios se realiza esta estimación. A grandes rasgos son estos.
Valoración de los bienes asegurados
Lo primero pasa por una estimación del valor del vehículo asegurado, que corresponde con el precio de venta al público que tenga éste según el fabricante. A esto se le suman varios conceptos más -impuestos, transporte, matriculación-, así como el valor de los accesorios que no fueran de serie y por lo tanto se hubieran incorporado posteriormente: cambio automático, techo solar, bola de enganche para remolque…
En ese sentido es pertinente que el tomador del seguro informe a su aseguradora de todos los accesorios que haya decidido incorporar, así como del valor económico de estos según el fabricante. Dependiendo de cada contrato de seguro, puede que el asegurado no tenga por qué declarar los accesorios integrados en caso de que su valor no supere una determinada cantidad.
En caso de que el cliente incorpore algún tipo de equipo de sonido -algunos son muy costosos- también debe comunicarlo a su compañía, informando del valor que tiene. En este caso también podría no ser necesario el contacto con la aseguradora en caso de que el equipo integrado no supere el valor establecido como límite en el seguro.
Conductor declarado en el seguro
Otro de los factores clave para realizar una valoración del riesgo es qué persona consta como conductor declarado en el seguro. Como primer conductor constará lógicamente la persona que más tiempo use el vehículo, pero también deberá notificarse a la aseguradora en caso de que haya un segundo conductor o conductor secundario, aunque use el auto de manera menos habitual. Por ejemplo, un joven al que de vez en cuando su padre, el conductor principal, le deja el coche. A causa de su inexperiencia, a priori agravará el riesgo e incrementará por lo tanto la valoración del mismo.
Además, el tomador del seguro deberá notificar a su compañía cualquier variación con respecto a los nombres del primer y el segundo conductor, pues resulta una información relevante para la compañía de seguros.
Agravación del riesgo
Por cualquier circunstancia el riesgo de accidente o daño al conducir podría agravarse; o al contrario, reducirse. Imaginemos un cambio de residencia, de una zona más tranquila y residencial a una gran ciudad con mucho tráfico o viceversa; o pasar de teletrabajar a tener que conducir 50 kilómetros cada día de ida y otros tantos de vuelta hasta la oficina.
En esa clase de escenario es de nuevo pertinente la comunicación entre el cliente y la aseguradora, debiendo el primero comunicar los cambios significativos que puedan suponer una agravación del riesgo o una minimización de éste. El nuevo escenario puede suponer un cambio en las condiciones del contrato o una rescisión de este por parte de cualquiera de las partes, siempre teniéndose en cuenta las condiciones del contrato al respecto.
Transmisión del vehículo asegurado
Otro de los factores que influyen en la valoración del riesgo, y además de manera decisiva, es la transmisión del vehículo asegurado, es decir, el cambio en el nombre del conductor principal, independientemente de que la transmisión se realice con contrato de seguro o sin él. Puede que se pase de un conductor tranquilo y con un historial de siniestralidad limpio a otro menos seguro y con un expediente lleno de partes o al revés, así que este cambio puede suponer a su vez una diferente valoración del riesgo.
Como en los anteriores casos, una buena comunicación entre las dos partes implicadas, basada en la confianza y en la transparencia, supone la mejor manera de que todo el mundo salga satisfecho del acuerdo y de sus posibles modificaciones.