Si estar al frente de cualquier negocio -sea cual sea su dimensión, el ámbito profesional en el que se trabaje, el personal que se tenga a cargo, el dinero que se gestione y los medios materiales que se precisen- ya supone una gran responsabilidad y no pocos quebraderos de cabeza… ¿qué decir del sector de las joyerías? Un ramo tan delicado como las propias joyas, dado el alto valor de lo que se vende y expone y el gran atractivo que presenta para los amigos de lo ajeno. Puede suponer un fantástico negocio y posibilitar importantes beneficios, sí, pero por contra hay que estar con los sentidos bien alerta las 24 horas del día; no se están vendiendo precisamente chucherías.
Huelga decir que, si a toda empresa le viene bien blindarse, en la medida de sus posibilidades, con un seguro a todo riesgo, esa protección es más necesaria que nunca en el caso de los profesionales que trabajen en el sector de la joyería, independientemente de que estos sean minoristas, mayoristas o fabricantes. Especialmente por el riesgo inherente de robo, seguramente la mayor preocupación para estos empresarios.
Por fortuna el mundo asegurador ha reparado en las especiales circunstancias que rodean a esta rama profesional, creando productos específicos de empresa para joyerías que resultan de gran utilidad para sus clientes.
Por supuesto hablamos de seguros multirriesgo, que contemplan prácticamente cualquier eventualidad que ponga en peligro un negocio: desde la ineludible responsabilidad civil hasta los daños materiales debidos a diferentes causas -incendio, explosión, inundación, fenómenos meteorológicos-, pasando por la avería de maquinaria y de equipos electrónicos o la rotura de cristales. Un producto completo también debería contemplar los perjuicios económicos causados a su cliente a causa de una forzosa interrupción de su actividad profesional a consecuencia por ejemplo de obras o hundimientos de terrenos en la vía pública que impidan totalmente el acceso al establecimiento o local y por supuesto ofrecer un servicio de defensa jurídica a los afectados.
Evidentemente, un seguro de joyerías debería prestar especial atención a proteger la joya de la corona (nunca mejor dicho): los daños causados por situaciones de vandalismo y robo. Como es lógico los profesionales del sector ponen especial atención a los sistemas de seguridad y al cuidado de sus productos -y mal harían si no fuera así-, pero ni siquiera de esa manera pueden reducir el riesgo a cero. Y un robo podría llevar al propietario a la ruina. Por eso cobra más sentido todavía la contratación de un buen producto asegurador, para reducir los efectos de este tipo de situaciones.
Coberturas específicas
Pero las joyas no siempre están alojadas tranquilamente en un expositor. En ocasiones se mueven más que los precios, bien a causa de una venta local, nacional e incluso internacional, por su exhibición en una determinada feria o exposición o incluso situándose temporalmente en el hogar del profesional que trabaja con ellas. A causa de esta circunstancia la prioridad es asegurarlas no sólo cuando permanecen en el negocio, sino también durante el tiempo que se encuentran fuera de él, pues en estos casos están igual de expuestas o incluso más a un posible robo.
Por eso, los seguros para joyerías integran coberturas específicas como el transporte de las mercancías en la propia localidad, así como de los muestrarios en cualquier lugar del país; el envío de la mercancía, a través de transportistas o mensajeros especializados, a cualquier lugar del planeta; o la estancia de las existencias que estén aseguradas en locales de clientes, así como en talleres o en ferias, independientemente de que se encuentren en España o en la Unión Europea.
A primer riesgo
Un multirriesgo para joyerías debe, como cualquier otro producto asegurador, ofrecer flexibilidad a su contratante. En ese sentido, algunos seguros del ramo ofrecen a sus clientes la posibilidad de asegurar a primer riesgo absoluto las existencias de joyería, independientemente de cuál sea su valor total.
Aunque los joyeros y fabricantes estarán familiarizados con este término, recordemos que asegurar a primer riesgo significa cubrir un peligro determinado hasta una cantidad o porcentaje que se haya delimitado de antemano, independientemente de la cantidad total de existencias que haya en el local asegurado. De esa manera se asegura una parte del valor total de los bienes expuestos al riesgo, con lo que si éste se produce la compañía de seguros indemnizará a su cliente hasta la cantidad máxima que se haya determinado en el contrato. Si el daño causado lo supera, el asegurado será quien se deba hacer cargo de la pérdida restante.
El seguro a primer riesgo es una práctica habitual que se utiliza habitualmente en aquellos casos en los que resulta muy complicado calcular el valor total de un determinado bien. Por un lado ayuda al contratante a reponerse tras un importante daño material y por el otro evita que la compañía de seguros corra el riesgo de sufrir un grave agujero económico.