Muchas personas tienden a pensar en el seguro de decesos como un producto de gran utilidad pero más limitado en sus garantías de lo que en realidad es. De manera inconsciente se imagina únicamente como una garantía que permite hacerse cargo del coste de los servicios funerarios y de las gestiones inherentes a ellos cuando la persona asegurada fallece. Pero es mucho más que eso, pues las coberturas del seguro de decesos pueden ir desde la hospitalización por enfermedad o accidente a la asistencia en viaje.
Y sobre todo suelen (y deben) incluir coberturas de asistencia familiar; si no entre sus garantías básicas, entre las complementarias. Porque también es fundamental que los que se quedan, los familiares de la persona asegurada, cuenten con el necesario apoyo legal, administrativo y, más importante todavía, psicológico.
Por qué son importantes las coberturas de asistencia familiar
Manejar emocionalmente el adiós de un ser querido, independientemente del motivo del fallecimiento y de la situación particular, económica y familiar, es siempre algo complicado de gestionar, un necesario proceso de duelo que debe realizarse cuidando mucho de la salud mental de las personas afectadas. Tristeza, nostalgia, enfado… son emociones humanas totalmente normales en una situación así, que deben saber manejarse para no acabar desembocando en estados prolongados más dañinos para uno mismo; como depresión, culpa, apatía, ira o ansiedad.
En situaciones así puede que no esté de más precisar de ayuda externa, por lo que una de las principales coberturas de un seguro de decesos en referencia a la asistencia familiar (aunque también puede estar incluida entre las garantías propias de asistencia por fallecimiento) es la de gestión del duelo. Vamos a ver en las siguientes líneas cuáles son las posibilidades que ofrece esta importante cobertura.
Gestión del duelo ¿En qué consiste y para qué sirve?
Entonces, ¿para qué sirve la cobertura de gestión del duelo? Gracias a ella, la persona que lo necesite puede disponer de un servicio de atención psicológica, generalmente por vía telefónica, que le ayude en su proceso de aceptación y adaptación a la pérdida de un ser querido, aconsejándole y asistiéndole para que logre manejar emocionalmente ese duro periodo de transición por el que debe atravesar.
Por lo general este servicio funciona así: la persona -perteneciente a la unidad familiar del fallecido- que lo requiera y solicite realiza una primera entrevista con el fin de informar al psicólogo encargado de su caso acerca de la situación y de su estado anímico. Después de esta valoración inicial podrá disponer de varias sesiones de apoyo, desarrollándose así una pauta de asistencia durante un tiempo mediante una serie de charlas que servirán de ayuda para gestionar el duelo.
Un buen servicio propiciará que el equipo de psicólogos de la compañía de seguros esté disponible en un amplio horario, permitiendo flexibilidad a la persona interesada para contactar. Además, cada caso debe atenderse de manera personalizada -idealmente a cargo de un solo profesional- y con total confidencialidad.
Principales objetivos de la asistencia familiar
Aunque cada persona y cada caso será un mundo, en líneas generales el servicio de asistencia familiar o gestión del duelo se realiza con los siguientes objetivos:
– Ayudar a la persona afectada a aceptar la realidad de la pérdida, haciéndose al hecho de tener que vivir sin el ser querido al que tanto se echa de menos y adaptándose a un día a día en el que éste ya está ausente.
– Trabajar las emociones y el dolor propios de la pérdida, permitiendo a la persona afectada expresar sus sentimientos, sean cuales sean (enfado, culpa, ansiedad, impotencia o tristeza), ayudando a facilitar la readaptación emocional tras este fuerte cambio en su vida.
Áreas de consulta más frecuentes en la gestión del duelo
Las áreas de consulta más frecuentes en este tipo de casos son los trastornos y crisis de ansiedad, los ataques de pánico, la somatización, la depresión y las sintomatologías fóbico-obsesivas. En la gestión del duelo pueden además aparecer problemas relacionales, laborales, familiares o de pareja, las dudas acerca de los diagnósticos y tratamientos o sobre comportamiento infantil y adolescente. Además, puede realizarse una labor de acompañamiento en caso de patología grave desencadenada o agravada a causa del fuerte impacto de la pérdida.
La orientación psicológica también puede servir para realizar una valoración de riesgo, así como una evaluación del soporte familiar o entorno del afectado, aportándole además (si así lo requiere) información acerca de los recursos asistenciales que tiene a su disposición.
A través de este servicio se puede valorar además la necesidad de que el familiar precise de ir a terapia o si el proceso de duelo se ha podido gestionar satisfactoriamente con la ayuda del apoyo telefónico. El objetivo es claro: que la persona pueda recuperar su autonomía -fruto de su equilibrio psicológico, anímico y emocional- en el menor tiempo que sea posible.