Retomamos nuestros posts sobre los planes de pensiones en un momento en el que, con la economía nacional y mundial seriamente tocada, a muchas personas se les hace más presente la posibilidad de contratar uno, especialmente en esta época del año, para afrontar un futuro que se nos presenta incierto.
Como hemos visto, los planes de pensiones ofrecen la posibilidad de invertir dinero de cara al futuro a muchos perfiles de clientes. Desde los más conservadores, que prefieren correr un menor riesgo aunque obtengan una escasa rentabilidad (quienes apuestan por la renta fija) hasta los más atrevidos, que apuestan por arriesgar más a costa de que ello les rente considerablemente (renta variable).
También recordamos que al no ser todo blanco o negro en el mundo los planes ofrecen una gran flexibilidad a su potencial clientela. Es la razón de ser de los planes mixtos, que invierten una parte de sus activos en renta fija y otra en renta variable en diferentes proporciones, nivelando de la manera que elija el cliente riesgo y rentabilidad.
Si en nuestro anterior artículo sobre este tema hablábamos de los planes de pensiones privados mixtos de renta fija, que convencen a los más atrevidos de entre los conservadores (al invertir la mayor parte de su fondo en activos de renta fija), en esta ocasión nos referiremos a los planes de pensiones mixtos de renta variable, los preferidos para… los más conservadores de entre los atrevidos. Veamos en qué consisten estos últimos.
Plan de pensiones con riesgo medio-alto
Este tipo de plan individual supone un riesgo que podríamos calificar como medio-alto en función de los datos históricos, teniendo en cuenta los activos en los que invierte -principalmente en renta fija y renta variable y el precio de éstos, así como su exposición a diferentes riesgos que luego detallaremos.
Estos planes destinan desde un 30% hasta incluso un 75% de sus activos a fondos de renta variable (es decir, acciones, tanto en las principales bolsas europeas como en instituciones de inversión colectiva, así como participaciones en estas últimas). El porcentaje restante, entre un 25% y un 70%, se dirigen a los de renta fija -activos de renta privada o pública- y tesorería: cuentas corrientes, depósitos y repos. Por su parte, las participaciones en instituciones de inversión colectiva y los pagarés pueden pertenecer tanto a los fondos de renta fija como a la tesorería.
Como vemos, dentro de estos planes hay muchísimas posibilidades, que van desde un 30-70 hasta un 75-25, así que el margen para el contratante es tremendamente amplio en función de su situación y su perspectiva, permitiendo al cliente múltiples opciones más o menos conservadoras o arriesgadas.
Los planes de pensiones mixtos de renta variable establecen también límites en cuanto a los tipos de activo Gobierno y Corporativo, que son de entre un 10% y un 70% en el caso de los primeros y de hasta un 60% en el de los segundos. Recordamos a este respecto que cualquier activo de tesorería o renta fija emitido o avalado por el poder político nacional, regional, federal o municipal forma parte de la categoría Gobierno, mientras que los de otra procedencia se incluyen en la de Corporativo.
Tipos de riesgo
Y como en este escenario el riesgo es un factor crucial y el gran protagonista -junto a la rentabilidad- vamos a ver cuáles son sus tipos en esta clase de planes indicados para personas más bien atrevidas y con la mirada puesta en el medio-largo plazo. Estos son los principales que amenazan a los fondos de los planes de pensiones:
- Riesgo de mercado: lo produce la evolución adversa de los factores que influyen en la formación de precios de los activos financieros. Los de renta fija pueden verse afectados negativamente en el precio ante una variación de los tipos de interés en los mercados. En general, una subida del tipo de interés afecta negativamente al precio, mientras que una bajada lo hace positivamente; los de renta variable están expuestos a las variaciones de los precios del mercado bursátil. El fondo también está sometido a variaciones en los precios de sus activos en divisas debido a las oscilaciones en su tipo de cambio.
- Riesgo de crédito: es el originado por una merma en la calidad crediticia de los emisores y/o contrapartidas de las inversiones efectuadas por el fondo, que se traduce en una disminución en el precio del activo de renta fija y un incremento en la probabilidad de impago.
- Riesgo de liquidez: es el derivado de la falta de liquidez de los activos en que invierte el fondo. Esto repercute en ocasiones en valoraciones inferiores a las objetivas de mercado o en la imposibilidad de vender el activo.
- Riesgo legal o reglamentario: se genera a causa de la no observancia de la normativa legal o interna.
- Riesgo operativo: el propio de la manera de operar de las inversiones.
- Riesgo reputacional: se genera en caso de que la evolución de la rentabilidad del fondo sea significativamente inferior a la del mercado.