¡Atento! Esto es lo que debes saber antes de contratar un seguro a todo riesgo para tu nuevo y flamante coche.
En este artículo te vamos a explicar en qué consiste este producto, cómo funciona, qué cubre un seguro a todo riesgo y qué no, cuando conviene contratarlo y muchas cuestiones más. ¡Arrancamos!
¿Qué es un seguro a todo riesgo exactamente?
Es una modalidad del seguro de coche que añade a las garantías que habitualmente ofrece un seguro a terceros (responsabilidad civil, servicio de defensa jurídica, reclamación de daños, accidentes del conductor o asistencia en viaje) otro tipo de coberturas que protegen a la persona asegurada ante prácticamente cualquier tipo de eventualidad.
Así, el seguro se hace cargo de los daños que pueda sufrir nuestro vehículo en la mayor parte de los casos. Ello convierte al seguro de coche a todo riesgo en un producto más completo.
Si quieres ampliar información, en este otro post te explicamos la diferencia entre el seguro a terceros y todo riesgo.
¿Cómo funciona este tipo de seguros de coche?
Con franquicia
En el seguro de coches a todo riesgo con franquicia, el asegurado debe cubrir una parte de los gastos derivados de un siniestro o una reparación -en el importe que se establezca en la póliza del seguro-, mientras que la otra parte la cubre la póliza del producto asegurador. Se le llama franquicia a la parte que cubre la persona asegurada.
Sin franquicia
La póliza cubre la totalidad de los gastos que amparen las coberturas. Obviamente, el coste de las primas es mayor que el de las de un seguro de coche con franquicia.
¿Qué cubre el seguro a todo riesgo?
La pregunta del millón es qué debe cubrir un seguro de coche a todo riesgo, o mejor aún qué cubre un seguro a todo riesgo: un amplísimo abanico de garantías más allá de las básicas (responsabilidad civil, daños personales, defensa jurídica, accidentes del conductor o asistencia en viaje), haciéndose cargo tanto de los daños a terceros como de los propios.
Esto incluye la ampliación de la responsabilidad civil, daños corporales y de servicio a terceros, asistencia en viaje, garantía mecánica, rotura de lunas, daños al coche por colisión con animales, robo e incendio, así como la pérdida total por varias causas.
Además, los productos más completos pueden ofrecer numerosas coberturas adicionales: segunda opinión médica, indemnización por hospitalización, fenómenos de la naturaleza, vehículo de sustitución, retirada del permiso, indemnización por paralización del vehículo…
En líneas generales es un seguro muy completo, aunque no todas las aseguradoras brindan las mismas garantías en sus pólizas a todo riesgo.
Coberturas no incluidas habitualmente
Aunque parezca obvio qué cubre un seguro a todo riesgo de coche, no lo es tanto realmente, pues existen muchas excepciones.
Más allá de las exclusiones propias de cada cobertura particular, la aseguradora no va a hacerse cargo de los daños que se produzcan por conducta dolosa del conductor o los ocupantes del vehículo, o si el asegurado conduce bebido o drogado -en estos casos la compañía indemnizaría, en su caso, al perjudicado y repercutiría contra el conductor-.
Tampoco si maneja el coche una persona sin permiso de conducir, si el uso del vehículo es ilegítimo, si este se encuentra en mal estado o no cumple con la normativa, o si el conductor ha incurrido en un delito de omisión del deber de socorro. Y ni hablamos si se ha descubierto un intento de fraude al seguro.
También quedan excluidos los daños a causa de factores externos extremos (guerra, actos de terrorismo o cualquier conflicto armado, desastres nucleares, contaminación); los siniestros derivados de la participación en espectáculos, carreras o realización de ciertas tareas; y los males causados a elementos y accesorios no fijos del vehículo o a los objetos transportados, que no estarán contemplados en el seguro en el 99,99% de los casos.
¿Cuándo es recomendable contratar un seguro a todo riesgo?
Si sólo pensamos en el precio de la prima, no es recomendable contratar seguro a todo riesgo frente a otro tipo de seguro de coche.
Pero hay que tener en cuenta otras muchas consideraciones, que reducen o aumentan el peligro tanto personal como del vehículo: la frecuencia con la que conduzcamos; nuestra pericia y experiencia al volante; si contamos con garaje, lo que permite que el coche se mantenga en mejor estado; las características de las carreteras por las que solemos transitar y su tráfico habitual…
También hay que resaltar un concepto fundamental para decidir entre un seguro a terceros y otro multirriesgo: el valor venal, que es el de venta que tiene un vehículo justo antes de que se produzca un siniestro, y que se reduce sustancialmente a partir del tercer año de antigüedad.
En los casos de siniestro total y pérdida del coche, la aseguradora sólo indemnizará al cliente por este valor; por ello, resulta más conveniente asegurar a todo riesgo a vehículos nuevos o semi-nuevos que a los más antiguos.
Otras preguntas frecuentes sobre los seguros a todo riesgo
¿Qué cubre el seguro a todo riesgo con franquicia?
La cobertura todo riesgo incluye una gran variedad de garantías que van desde los perjuicios a terceros a los propios, pasando por coberturas adicionales. Recordamos, eso sí, que generalmente el asegurado deberá cubrir parte del coste de cada reparación que se realice o siniestro que se produzca.
¿Cuánto vale un seguro a todo riesgo?
Son los más costosos, pero también los que más protección ofrecen al asegurado y más coberturas le brindan. De cualquier modo el precio de un seguro con franquicia no tiene por qué diferir mucho de un terceros completo; los sin franquicia requieren un desembolso mayor.
¿Qué es mejor, todo riesgo con franquicia o sin franquicia?
¿El mejor seguro a todo riesgo? Depende del punto de vista y la situación personal y económica de cada persona, las características de su vehículo y mil condicionantes más. No hay tipos de seguros mejores o peores, sino más o menos apropiados para cada caso.