Leyendo el titular habréis pensado que nos hemos vuelto un poco locos. Pero no nos convertiremos en jueces que diriman cada caso, sino que hablaremos de situaciones habituales que derivan en un accidente de tráfico y os explicaremos qué determinan la ley y la lógica respecto a la culpabilidad de los actores implicados y de qué manera nos cubrirá nuestro seguro de coche en calidad de infractor o perjudicado.
Accidentes de tráfico más comunes
Conocer quién tiene la culpa de un accidente es fundamental, sobre todo para saber cómo procederán en primera instancia las compañías de seguros de los implicados (siendo un factor clave si se ha suscrito un producto a terceros o un seguro a todo riesgo) y en segunda instancia la justicia, si fuera el caso. Estos son los accidentes más habituales que se producen entre dos vehículos:
Invasión del carril contrario
Muchas colisiones frontales, y de enorme peligrosidad, se producen por culpa de la invasión de carril del sentido contrario por parte de uno de los vehículos, en ocasiones incluso realizando un adelantamiento antirreglamentario. La culpa resulta bien clara: es de la persona que invade el carril contrario.
Choque en cruce o intersección
Numerosas colisiones frontolaterales se provocan a causa de maniobras ilícitas en cruces o intersecciones, en las que suele quedar claro quien ha sido el infractor. Puede que se haya saltado un Stop, un semáforo o un Ceda el paso; o, si no hubiese señales, quizás no haya respetado la prioridad establecida para los vehículos que llegan por la derecha. Estos casos suelen ser sencillos de dirimir porque hay normas claras con respecto a la preferencia en un cruce, a menos que el perjudicado se haya saltado otra norma de circulación. En los casos de infracción doble, la justicia deberá resolver la responsabilidad.
Cambio de carril
Otro de los accidentes más comunes: la típica situación de dos vehículos circulando en paralelo y uno que opta por cambiar de carril chocando con el otro. Una situación muy clara: la culpa es del que deja su carril para invadir el de al lado, aunque haya señalizado la acción: debió advertir y confirmar que la maniobra era segura.
Alcance trasero
Un clásico: el típico frenazo en que no se llega a tiempo de evitar la colisión con el coche de delante. El culpable de un accidente de esta clase también es claro: el vehículo trasero, ya que debió de guardar la distancia de seguridad adecuada para evitar el riesgo de choque. Incluso en el caso de que el vehículo de delante haya dado un frenazo brusco, una situación que ya generaría más debate.
Colisión en una rotonda
También es bastante habitual el golpe entre coches al moverse de un carril a otro en una rotonda, una situación que propicia bastante el riesgo. La culpa en líneas generales recae en el conductor que ha intentado invadir el carril contiguo; eso sí, hay muchas situaciones en las que no está clara la responsabilidad, en las cuales se determina que el culpable es quien circula por el carril interior.
Estacionamiento y marcha atrás
Este tipo de casos son claros: en el primero de ellos la culpa es siempre del vehículo que se mueve, incluso cuando el otro coche esté mal estacionado o no deje espacio para salir a los demás vehículos -otra situación también polémica-; en el segundo recae en el conductor que ha realizado la maniobra de marcha atrás en la gran mayoría de los supuestos.