Con unos ahorros, mucha voluntad y valentía más ganas aún de no depender económicamente de ningún jefe, Gloria se tiró a la piscina y decidió arrancar un negocio propio. Ahora, diez años después, no podía estar más satisfecha de lo alcanzado: pese a las dificultades, su negocio no sólo había prosperado, sino que estaba marchando muy bien, permitiéndole tener un sueldo muy alto y muchas de las comodidades que años atrás le parecían lejanas.
Se metió en una hipoteca de un chalet con piscina y jardín, se compró un coche de alta gama y aun así generaba dinero suficiente para vivir holgadamente y poder darse sus lujos, mientras daba a sus hijos pequeños una vida cómoda que ella no tuvo.
Aunque su situación económica era más que desahogada, optó por la contratación de un seguro de vida, algo que su entorno no entendió muy bien pero que en realidad tenía todo el sentido. Sus hijos eran pequeños y no estaban ni de lejos en edad de trabajar, su negocio iba muy bien pero dependía en exclusiva de ella y la hipoteca de su chalet era muy elevada. Así que, por más dinero que tuviera, en caso de que a ella le sucediera algo grave sus pequeños podrían estar en una situación realmente complicada. Así que valorándolo todo optó por contratar un seguro, eligiendo además un alto capital asegurado, para contribuir a la tranquilidad y estabilidad de sus hijos.
A menudo consideramos que los seguros de vida son más apropiados para personas con ingresos medios, que al contratarlos aportan una importante ayuda extra a sus allegados en caso de que les suceda algo grave y fallezcan o queden imposibilitados para trabajar; pero la realidad es que este tipo de seguros no dependen tanto del nivel económico de cada persona: incluso alguien que vaya más justo económicamente puede optar por contratar seguros baratos, eligiendo además un capital asegurado en función de sus posibilidades.
En realidad, la conveniencia o no de contratar un seguro de vida no depende tanto del dinero, sino de las circunstancias personales de cada uno, del escenario en el que se encuentre.
Cuando merece la pena contratar un seguro de vida
Más allá de la cuestión económica, ¿cuándo merece la pena contratar un seguro de vida? Cada persona tendrá sus razones, pero es cierto que hay algunas circunstancias que hacen que sea más recomendable contratar un seguro de esta clase. Por ejemplo:
Si has contratado una hipoteca
Una hipoteca supone el compromiso de abonar una alta cantidad de dinero cada mes durante muchos años. Quizás esto no sea problema en un principio, pero en la vida las circunstancias pueden cambiar y mucho; en el peor de los casos, un fallecimiento de la persona que sea el motor económico de la familia, la situación podría ser muy difícil para el resto, que deben afrontar el peso de la hipoteca o abandonar la casa. Es una clara situación en la que contar con un seguro de vida puede ayudar, y mucho, a las personas afectadas.
Si cuentas con un negocio propio
Si tienes un negocio propio también cuentas con una serie importante de gastos fijos, e incluso puedes haber contraído importantes deudas con otros particulares o empresas. Disponer de un seguro de vida ayuda a disponer de más recursos (y aportar más recursos a los tuyos) en caso de que por cualquier circunstancia inesperada y grave no puedas continuar con el negocio.
Si tienes hijos pequeños
Como en el caso que poníamos de ejemplo, imaginemos que tengamos niños pequeños, convivamos o no en pareja, y que están muy lejos de encontrarse en edad de trabajar. Un seguro de vida puede aportar mucha tranquilidad en caso de que uno o los dos progenitores falten o no estén en condiciones de realizar ninguna labor profesional.
Si realizas una profesión y/o actividad de riesgo
Es cierto que un trabajador de oficina por lo general no corre especial riesgo en su día a día, pero… ¿y un piloto acrobático? ¿Y un especialista de cine? ¿Y un bombero o un policía? Hay muchas profesiones que conllevan un riesgo importante de fallecimiento, enfermedad o incapacidad grave, por lo que en ese tipo de casos cobra más sentido la contratación de un seguro de vida para curarse en salud.
Si vives en una zona conflictiva
El entorno en el que vivamos también determina el riesgo que corremos. Tal vez vivamos en una zona especialmente conflictiva, o residamos en un país en el que la violencia callejera sea habitual. O quizás realicemos un recorrido peligroso para ir a trabajar. Hay muchas circunstancias que agravan el riesgo, y si valoramos que este es alto puede tener más sentido la contratación de un seguro de vida.
Los seguros de GENERALI
GENERALI dispone de muchos tipos de seguros de vida: GENERALI Vida Fácil, GENERALI Vida Crédito, GENERALI Vida Hipotecas… que permiten una gran cantidad de posibilidades al cliente, en función de su punto de vista y su situación particular.