¿Vives en el coche o lo coges de Pascuas a Ramos?
Infórmate sobre los seguros por kilometraje.
¿Tu lugar de trabajo dista 50 kilómetros de tu casa y te desplazas hasta allí todos los días desde tu domicilio en tu vehículo particular? ¿Viajas en transporte público y únicamente usas el coche los fines de semana? ¿Te sientas al volante tan sólo algunos días al año?
No, no es un interrogatorio policial ni una encuesta. Son preguntas cuyas respuestas sólo conoces tú, nuestro lector, y que indican el uso que le das a tu vehículo particular. Si pudiéramos escucharlas tendríamos ante nosotros un panorama muy variado, desde personas que hacen 20.000 o 30.000 kilómetros cada año hasta otras que conducen sólo unos pocos miles.
¿Sufre el mismo desgaste un vehículo que otro? ¿Corre el mismo riesgo un conductor habitual que pasa horas y horas al volante que una persona que sólo utiliza su coche en ocasiones contadas? Obviamente la respuesta a ambas preguntas es no.
Muchas compañías de seguros especializadas en auto han tenido en cuenta esta realidad, y han actuado en consecuencia. En su intención constante de generar productos con una mayor adaptabilidad a las circunstancias, necesidades y gustos del cliente, varias de ellas han establecido el kilometraje como un factor relevante. Algunas lo han considerado como el elemento esencial a tener en cuenta para establecer las primas; otras como una importante variable más a la hora de determinar el tipo de seguro y establecer unas tarifas de precios para el cliente.
De cualquier manera, hablamos del seguro de automóviles por kilometraje. De pagar en función de cuanto se conduce. ¿Cómo funciona esta modalidad? Seguid leyendo y lo sabréis.
Más kilometraje, más dinero
Así de sencillo. A mayor cantidad de kilómetros recorridos anualmente, mayor es el importe de la prima a pagar. Este planteamiento no tiene ninguna dificultad, pero… ¿cómo se lleva a cabo en la práctica? ¿Cómo se calcula la prima a pagar?
Lo habitual es establecer un sistema de bonos, en función de los kilómetros aproximados que el cliente calcula recorrerá con su vehículo particular a lo largo del año. Así, el conductor comprará bonos de 2.000, 5.000, 10.000 kilómetros… en función de la distancia que espera realizar en su coche. Y esa será la distancia sobre la que la compañía aseguradora le ofrecerá cobertura.
Llegados a este punto se nos plantea un nuevo interrogante: ¿Qué sucede si el cliente excede el kilometraje pactado con anterioridad? Esto es algo que las aseguradoras que apuestan por este modelo han tenido en consideración, y lo habitual es que ofrezcan al particular la posibilidad de contratar suplementos de kilometraje si se produce una situación así, evitando que se aplicara una reducción de coberturas.
Y si se queda corto… ¿qué sucede? Algunas empresas apuestan también por devolver a su cliente los kilómetros no recorridos para que pueda añadirlos a su bono del año siguiente, con el fin de que el dinero invertido por éste no se pierda.
En cuanto al sistema de medición, lo habitual es que las empresas -o los usuarios- cuenten con dispositivos o aplicaciones que permitan realizarla y compartirla de una manera tan sencilla como segura, eliminándose la posibilidad de fraudes. Pan comido en la era de la tecnología.
“No sólo de kilometraje vive el seguro”
Pero como es lógico el kilometraje no es el único factor de riesgo al volante, así que otras empresas aseguradoras han decidido ir más allá y ofrecer productos que además tienen en cuenta otros factores. Fundamentalmente la calidad de la conducción (con un dispositivo que la establece en función de determinadas variables como la velocidad o la brusquedad en los movimientos del vehículo), pero también otros como los lugares por el que habitualmente se conduce –vías urbanas o carreteras- o incluso las horas a las que se circula.
Como podemos comprobar, hay prácticamente más tipos de seguros que de coches. Pero no hay duda de que la flexibilidad, la adaptabilidad a cada situación por la que apuestan las compañías es una buena noticia para los clientes. Y este tipo de productos lo confirma una vez más.