Alquilar un piso para irnos de vacaciones puede resultar más económico que ir a un hotel, pero hay que tener en cuenta algunas cosas antes de decantarnos por el alquiler, sobre todo para no acabar pagando un precio de hotel de lujo por un cobertizo desastroso. Sigue leyendo si quieres algunos consejos sobre cómo saborear el encanto local con estilo y sin pagar más de la cuenta este verano.
En lugar de ir directamente al centro de la ciudad, investiga un poco más sobre el destino de vacaciones. ¿Hay algún barrio de moda en auge donde los precios de los alquileres sean más bajos? Por lo general allí encontrarás las mejores ofertas, además de fácil acceso a los bares y restaurantes de moda. Intenta obtener la máxima información del lugar por parte del propietario: puedes pedirle por ejemplo consejo sobre los lugares menos turísticos dónde ver, hacer y comer en esa ciudad. ¡Seguro que le encantará compartir sus lugares preferidos!
Al planificar tus vacaciones, intenta ser flexible con las fechas. Los precios de los vuelos y alquileres pueden ser hasta nueve veces más caros durante las vacaciones escolares. Por ello, si puedes, evita la temporada alta y viaja en junio antes de que acaben las clases, o a finales de septiembre después de la vuelta al colegio. Si tienes que viajar entre julio y agosto, reserva el alojamiento con la máxima anticipación posible e intenta ser extremadamente flexible con las fechas para conseguir una superoferta.
Mantente al día también de los grandes acontecimientos de tu destino de vacaciones, como finales deportivas, festivales y desfiles, ya que pueden disparar los precios. Y no solo eso, ya que puede que tengas que compartir los bares y restaurantes con multitudes de aficionados al fútbol y sus cánticos.
Una vez tengas las fechas adecuadas y afinada la zona de búsqueda, es el momento de dar caza a esos escurridizos costes ocultos. Desde los costes de gestión hasta los gastos por exceso de equipaje, todo puede acumularse y convertir tu presupuesto ajustado en astronómico. Evita los gastos reduciendo el equipaje (intenta adoptar un estilo minimalista), eligiendo un apartamento con lavadora y tomando el desayuno en casa para ahorrarte esos carísimos cafés y cruasanes de la cafetería.