Escarlatina en niños: qué es, causas y tratamiento

Escarlatina en niños: qué es, causas y tratamiento

Escarlatina en niños: qué es, causas y tratamiento

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La escarlatina, también denominada como fiebre escarlata, es una enfermedad bacteriana. Antiguamente era considerada como una de las enfermedades de la niñez más graves. Sin embargo, los avances en investigación han conseguido que la escarlatina en niños no suponga grandes riesgos para la salud si se trata adecuadamente.

Su carácter altamente contagioso obliga a que los padres conozcan todos los detalles de la escarlatina en niños. ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Qué tratamientos eficaces ayudan a combatir la fiebre escarlata? ¡Consulta cómo prevenir la escarlata en niños y detectar sus complicaciones a tiempo para evitar futuras secuelas!

¿Qué es la escarlatina en los niños?

La escarlatina en niños es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria del Streptococcus Pyogenes, también conocido como estreptococo del grupo A. Es muy frecuente entre los niños. En concreto, el índice de mayor incidencia en España se encuentra entre los 2 y los 8 años.

Pero, ¿por qué motivo se llama así a esta enfermedad? La bacteria del estreptococo en ocasiones produce una toxina causante de un sarpullido tono “escarlata” tan característico que ha acabado por darle nombre a la infección.

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Síntomas de la fiebre escarlata

La identificación de la escarlatina en niños es esencial para evitar complicaciones. ¡Aprende a reconocer los síntomas de la fiebre escarlata!

  • Sarpullido rojo. A simple vista, parecerá una quemadura de sol corriente. Sin embargo, si pasas la mano sobre él notarás una cierta rugosidad. Normalmente el sarpullido arranca en el cuello y cara de los más pequeños, extendiéndose por el tronco, brazos y piernas.
  • Fiebre alta, por encima de los 38ºC. Si tu hijo la padece, es importante saber controlarla y bajar su temperatura. ¡Descubre cómo curar la fiebre y diferenciarla de la febrícula!
  • Dolor de garganta. En ocasiones, pueden aparecer placas de pus en las amígdalas.
  • Líneas rojizas en la piel. Es frecuente que, junto al sarpullido, los pliegues en la piel de la ingle, axilas, cuello o rodillas se tornen de un color rojo.
  • Ganglios inflamados.
  • Rostro enrojecido. Algunos niños experimentan un enrojecimiento en la cara, acompañado de un anillo blanquecino alrededor de la boca.
  • Dolor de cabeza y/o muscular.
  • Lengua aframbuesada. Si la lengua de tu hijo se nota algo hinchada, cubierta de una capa blanca y con puntitos rojos, es probable que tenga escarlatina.

¡Consejo! Para identificar adecuadamente la escarlatina en niños, haz una ligera presión sobre la zona enrojecida. Si la piel se vuelve pálida será síntoma de enfermedad.

Tratamiento para la escarlatina

¿Cómo se cura la escarlatina en niños? El tratamiento más eficaz para combatir la escarlatina en niños se lleva a cabo mediante antibióticos. La mayoría de los pediatras recetan penicilina o amoxicilina vía oral durante 10 días. Sumado a esto, algunos médicos también usan medicamentos antitérmicos para reducir la fiebre.

Es importante saber que no existe una vacuna contra la escarlatina en niños, aunque con los tratamientos comunes las mejorías suelen ser rápidas. Recuerda siempre consultar el calendario de vacunación infantil en España para no saltarte ninguna vacuna obligatoria.

Dado que la escarlatina es contagiosa en niños, es vital poder detectarla rápidamente. Además, no siempre se manifiesta con fiebre escarlata. Por ello, un test rápido en urgencias será suficiente para identificar la presencia de población bacteriana en la garganta y faringe. Para estos casos suele resultar útil contar con un seguro médico infantil. Las mejores aseguradoras incluyen acceso inmediato al pediatra y servicio de urgencias a domicilio.

¿Cuánto tiempo dura la escarlatina en niños?

La enfermedad de la escarlatina en niños tiene una duración entre 7 y 10 días. Se inicia con un periodo de incubación de 2-4 días en los que no se presentan síntomas. Se iniciará bruscamente un aumento fuerte de fiebre durante 3-5 días. A esta fase se le llama periodo de invasión y es donde comienzan a aparecer todos los síntomas de la escarlatina. A la ya presente fiebre escarlata, tu hijo puede presentar sarpullidos, dolores de cabeza y de garganta.

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¿Puede dejar secuelas la escarlatina o tener complicaciones?

Los antibióticos específicos para tratar la escarlatina en niños han demostrado su eficacia. Esta enfermedad no suele dejar secuelas y los casos en los que aparecen complicaciones son muy puntuales. Aun así, es importante tratar la fiebre escarlata. De lo contrario, la bacteria podría propagarse y acabar infectando otras partes del cuerpo. Las complicaciones más frecuentes son:

  • Otitis o infección en los oídos. ¡Así debes tratar la otitis en niños para evitar que vaya a más!
  • Infecciones en la piel.
  • Laringitis.
  • Neumonía.
  • Abscesos de pus en la zona de la garganta.
  • Fiebre reumática.
  • Artritis.
  • Osteomielitis.

Antes de continuar, ¡te interesa!👉 Cómo cortar la diarrea en bebés y niños

¿Cómo prevenir o evitar el contagio de la escarlatina?

¡Es importante tener presente que la escarlatina es contagiosa en niños! Además, haber pasado esta enfermedad no te inmuniza para futuros contagios. Es por ello que una buena prevención es vital para evitar una propagación de contagios.

Si tu hijo comienza a presentar síntomas, ¡recuerda avisar a sus profesores y no llevarle a clase hasta que haya pasado la enfermedad! Por otro lado, no olvides llevar a cabo una buena higiene. Lavarse las manos frecuentemente es una manera de mantener alejada la infección.

Si tu hijo tiene escarlatina, intenta cubrirle la nariz y boca con un pañuelo desechable cada vez que tosa o estornude. Los geles hidroalcohólicos y desinfectantes también pueden ser de utilidad para matar las bacterias de las manos. Evita compartir vasos y cubiertos, y lávalos bien con agua caliente para desinfectarlos tras su uso.

Recomendaciones finales para padres

Padecer escarlatina durante la infancia es algo habitual, por lo que no debes preocuparte en exceso. Un buen tratamiento y reposo durante el tiempo que dura la enfermedad garantizará una buena recuperación de tu hijo. No obstante, te recomendamos acudir a su pediatra para garantizar un adecuado diagnóstico. Algunos seguros médicos infantiles incluyen una asistencia inmediata al especialista, muy útil para estos casos.

Asegúrate de que tu hijo mantiene una dieta blanda si presenta dolor de garganta. Opta por platos a temperatura ambiente. El frío o calor excesivo podrían dificultar su ingesta. Además, ventila siempre la habitación y usa productos desinfectantes en las superficies que utilice. Por otro lado, ¡mantén a tu hijo alejado de personas con otras patologías, especialmente aquellas con las defensas bajas!

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