El running está lleno de mitos y desinformación. Algunos dicen que duele, pero no debería. Otros dicen que es malo para las rodillas, cuando tampoco es verdad. Y los hay que incluso sostienen que no están en la forma física adecuada para correr, pero no existe tal cosa.
Si alguno de esos argumentos ha frenado tus ganas de calzarte las zapatillas, ¡es hora de que te lo vuelvas a pensar! Aquí, y de una vez por todas, el entrenador GENERALI desmiente nueve de los mayores mitos del running.
Índice
¿Cuáles son estos mitos del running?
A continuación hacemos un repaso por los mayores mitos del running, donde seguro, te sentirás identificado o identificada con alguno de ellos:
1. Mi forma física no es la adecuada para correr
No existe tal cosa. Echa un vistazo a cualquier carrera popular y verás por qué ese argumento hace aguas por todas partes. Prácticamente cada fin de semana, una marea de corredores de todos los tamaños, forma física y edad se reúnen para completar sus 5 km a la velocidad que les permitan sus piernas. Es cierto que algunos de ellos tienen la constitución esbelta de los corredores de élite, pero la mayoría no. Y no importa en absoluto.
Hay estudios que demuestran que el entrenamiento físico de intensidad moderada, en este caso correr, puede ayudar a perder peso y mejorar la forma física. Puede que no seas tan rápido como un corredor de élite y que nunca tengas su forma física, pero eso no significa que no puedas correr o disfrutar de los beneficios que ellos experimentan, además de que verás una gran mejora en tu estado físico.
En 2009, el comediante británico Eddie Izzard corrió 43 maratones en 52 días con fines benéficos. Después, en 2016 corrió 27 maratones en 27 días. A Izzard, que era propenso a engordar, nunca le habrían confundido con un corredor de élite. Después del segundo desafío, afirmó: «Si yo puedo correr 42 km todos los días, cualquiera puede». Cuando le preguntaron cómo lo hizo, admitió: «Al principio no era muy bueno, pero fui ganando fuerza poco a poco. Eso es lo que hacemos los seres humanos».
2. Necesitas equipamiento caro para poder correr
Correr es uno de los deportes más baratos que puedes practicar, lo que lo hace perfecto para probar antes de comprar. Si te pica el gusanillo, puedes mejorar tu equipamiento con una camiseta para correr de tejido técnico, un reloj con GPS, unos auriculares, una mochila de running con sistema de hidratación integrado y unas zapatillas punteras que amortiguarán tus pies y de formas con las que solo podrías soñar. Pero, para empezar, no necesitas nada de eso.
“Para correr, lo único que necesitas son unas zapatillas cómodas, calcetines, pantalones cortos y una camiseta”, comenta Salva Portillo de Runnics (aunque las corredoras también necesitan un sujetador deportivo de calidad). Para empezar, no hace falta que los pantalones cortos y la camiseta sean específicos para correr, siempre que sean cómodos y no irriten. También puedes cronometrar tu carrera en el teléfono con una de las muchas aplicaciones gratuitas.
Salva nos sugiere que compremos las zapatillas que mejor se adaptan a nuestras características y prestemos especial atención a los calcetines. Son la parte más importante de tu equipo, independientemente de lo lejos o lo rápido que corras. Las zapatillas y los calcetines de running modernos darán soporte a tus pies y te mantendrán cómodo mientras corres, y son esenciales para corredores de todos los niveles. Y es cierto que puedes gastar fácilmente 300 euros, pero también puedes conseguir alternativas muy buenas por muchísimo menos.
Además del calzado, mantener la motivación es esencial para poder mantener una rutina de running. Como sabemos que no hay mejor manera de animarse que a través de premios, ¡hemos lanzado el programa de recompensas de GENERALI Vitality! ¿Cómo funciona? ¡Simplemente desafiándote en tu día a día! Gana premios de hasta 55€ al mes en productos de Apple, El Corte Inglés, amazon.es, Adidas, Garmin o Expedia a medida que cumples tus objetivos de ejercicio. ¡Pruébalo ya!
3. Todos me van a mirar
Sorprendentemente, un gran número de personas se desaniman porque temen que los demás se les queden mirando mientras pasan resoplando. “Que me miren y se rían”, dice Sarah Burdett, una corredora principiante algo reticente. Gran parte de la duda radica en el temor de que parezcas lento, desgarbado, sudoroso y colorado, y que tu forma física no se recoja en ningún manual de running.
“Cuando empecé a correr, solía salir por la mañana temprano, cuando sabía que no habría mucha gente alrededor”, admite Sarah. “Pero pronto te das cuenta de que no es necesario. Nadie te está mirando. Además, me di cuenta de que, aunque lo hicieran (y no lo hacen), da igual. Puede que estés algo colorado, sudoroso y sin la forma física perfecta para correr los primeros días, pero nadie sabe cuánto has corrido. Y si tú estás corriendo y ellos no, ya les has ganado”.
4. Correr duele
“Correr nunca debería doler, pero en algunas ocasiones puede resultar incómodo, afirma la entrenadora Jo Wilkinson. “Puedes sentirte incómodo si intentas esforzarte para correr más rápido o si tienes una lesión, en cuyo caso debes descansar, no correr”.
La mayoría de las personas sienten dolor porque arrancan demasiado rápido. “Hasta entrar en calor, tu sistema aeróbico tarda entre 5 y 20 minutos en calentar”, dice Jo. “Antes de hacerlo, tirarás mucho más de tu sistema de lactato, que es lo que hace que te ardan los pulmones y notes la respiración pesada. Empieza más despacio y date tiempo para que tu sistema aeróbico se active correctamente”.
Para evitar ese dolor, muchos entrenadores sugieren correr a un ritmo que te permita mantener una conversación con un compañero de carrera. “Es posible que sigas teniendo dificultades para mantener una conversación hasta que tu sistema aeróbico se haya activado”, afirma Jo, “pero te recomendamos seguir un ritmo que permita la conversación, sobre todo si eres un corredor principiante”.
5. Correr es malo para las rodillas
Un argumento casi tan antiguo como correr. Muchos no corredores te dirán alegremente que correr provoca daños en las rodillas y las articulaciones, así como artritis en la edad adulta. «¿Cómo podría no ser dañino si tu pie golpea el suelo duro kilómetro tras kilómetro?».
La verdad es que ningún estudio ha demostrado que correr sea malo para las rodillas, pero numerosos estudios sugieren lo contrario. Es más, correr fortalece los músculos y las articulaciones y, de hecho, puede ayudar a prevenir lesiones en las rodillas.
“Tenemos que dejar de ver el running como algo perjudicial para las articulaciones”, afirma Tom Goom, fisioterapeuta y creador de Running Repairs. “Debemos reconocer que correr puede ser útil si se practica al nivel adecuado y que aporta una gran cantidad de beneficios, como mantener un peso saludable, que sabemos que es muy importante para la salud de las articulaciones”.
Goom dice que la clave es encontrar un nivel de carrera que se adapte a ti y aumentar ese ritmo gradualmente. También ayuda trabajar la fuerza de las piernas, asegurarte de utilizar las zapatillas para correr adecuadas e incluir suficientes días de descanso en tu entrenamiento.
6. Soy demasiado lento para ser un corredor de verdad
“Eso es una tontería”, dice la entrenadora Jo Wilkinson. “Si corres o trotas, ya eres un corredor”. Los corredores reacios pueden tener la sensación de que su velocidad de carrera es muy lenta y que no están a la altura de los demás, pero lo bonito de correr es que nadie puede decir lo lejos que has ido o a qué velocidad has corrido.
¿Tienes la cara roja, te falta el aire y apenas superas el ritmo de marcha tras correr 500 m? Tú sabes cuánto has corrido, pero los demás no saben que no has corrido 42 km o 1,5 km en cinco minutos para llegar a ese estado de agotamiento. “Recuerda también que las personas que ves corriendo en los Juegos Olímpicos, los auténticos corredores de élite, también corren despacio”, dice Jo. «Y, a veces, aunque resulte sorprendente, incluso se paran y caminan. Así que la velocidad nunca es un problema, salvo para ti”. Y hablando de caminar…
7. Los corredores de verdad no caminan
Sí, lo hacen, incluso los que son muy buenos. Muchos principiantes creen que caminar es una señal de debilidad o fracaso, pero no es así en absoluto. Con el tiempo, el objetivo es que corras más y camines menos, pero el elemento de la caminata es clave para avanzar como corredor.
“Andar es una opción perfectamente válida», afirma la entrenadora Jo Wilkinson. «Si te encuentras una colina empinada, súbela andando. Te será más cómodo y, aunque al principio te ralentizará, probablemente termines cubriendo toda la ruta más rápido al estar más fresco cuando llegues a la cima. Adopta la caminata como parte de tu entrenamiento. No lo veas como una debilidad».
8. Correr es aburrido
No se puede negar que correr puede ser muy aburrido. Recorrer la misma ruta o correr por el mismo terreno en cada carrera puede volverse tedioso, igual que comer el mismo sándwich para almorzar todos los días. Correr solo es aburrido si tú lo haces aburrido. Si corres al aire libre, varía las rutas. Cambia de pista de carretera a senderos, busca rutas distintas y no le des la oportunidad de volverse aburridas.
Si necesitas entretenimiento adicional, ponte los auriculares y escucha una lista de reproducción, un audiolibro o un pódcast mientras corres, pero deberás estar muy atento a tu entorno y al tráfico en todo momento.
También puedes buscar un compañero de carrera y conversar mientras corres, siempre a un ritmo que sea cómodo para hablar sobre algún programa de televisión, los niños o cualquier otra cosa que se te ocurra. Si cuando corres solo lo haces en una cinta de correr, variar la inclinación o la velocidad de carrera también ayudará.
Si corres al aire libre, puedes introducir cambios de ritmo o velocidad. Una idea es elegir un objetivo que esté delante, como un poste de la luz o un banco, y correr hacia él antes de volver a tu ritmo de trote. No solo aumentarás tu velocidad con el tiempo, sino que aportarás variedad a tus carreras”. Además, puedes ser uno de los muchos que piensan que correr te ayuda a liberar la mente.
Un estudio de 14.000 personas de todo el mundo llevado a cabo por Asics reveló que los corredores habituales experimentaron un aumento de hasta un 18 % en sus niveles de relajación. Correr nos da tiempo para pensar, sobre todo en las cosas para las que quizá no tenga tiempo durante el día. Llegas a un punto donde todo se vuelve automático. No piensas en respirar, poner un pie delante del otro o cualquier otro aspecto del proceso de «correr». Eres libre para despejar la mente y procesar las cosas que ocupan espacio mental. Cuando llegas a ese punto, ya nunca te aburres.
9. No soy corredor a menos que compita
«Una vez más, ese no es el caso en absoluto», afirma la entrenadora Jo Wilkinson. «He entrenado a muchos corredores que no compiten o que no compiten muy a menudo». Sin embargo, hay una salvedad. “Siempre alentaría a un corredor a que se anime a competir, porque la experiencia es muy divertida”, añade.
«Es muy motivador, ya que te da algo por lo que entrenar y a lo que aspirar. Además, las competiciones siempre están llenas de corredores distintos y todos son un gran apoyo». Si decides competir, empieza con calma en una carrera popular, donde puedes ir más a tu ritmo y experimentarás el ambiente de un evento organizado. Muchos corredores evitan las carreras organizadas por miedo a pasar vergüenza.
La pesadilla recurrente para muchos consiste en llegar cuando ya hace mucho que todos han terminado. “Si eso te supone un problema”, dice Jo, “revisa los tiempos de finalización de años anteriores para que puedas compararlos con el tuyo y aumentar tu confianza. La mayoría de las veces te darás cuenta de que no tiene sentido preocuparse”.
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