Las prácticas saludables tienen un impacto directo en nuestra calidad de vida. Son una garantía para aumentar la esperanza de vida, prevenir enfermedades y afrontar el día a día con vitalidad. En los últimos años la comunidad científica ha insistido en que las buenas prácticas saludables no solo están relacionadas con la salud física, sino también con la mental y emocional.
¿Cuáles son las mejores prácticas para llevar una vida saludable? En este artículo repasamos aquellas que tienen un efecto más positivo en nuestro organismo.
Índice
La importancia de adoptar prácticas saludables para el bienestar general
La OMS afirma en su informe “Estrategia global sobre la dieta, actividad física y salud” que debemos llevar a cabo acciones que promuevan y protejan la salud, reduciendo las enfermedades y las tasas de mortalidad.
La mayoría de decisiones que tomamos contribuyen al bienestar general o, por el contrario, lo comprometen en el corto y largo plazo. Por este motivo es imprescindible incorporar la perspectiva del autocuidado a nuestra vida.
Una práctica saludable debe tener un enfoque global: cuidar el bienestar físico, emocional, espiritual, social e intelectual. El objetivo radica en conocernos mejor y enfocar nuestros esfuerzos en llevar un estilo de vida adecuado.
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Ejemplo de buenas prácticas en salud
¿Consideras que llevas a cabo unos buenos hábitos de salud? La pereza o una rutina laboral y familiar frenética no deberían hacerte renunciar al autocuidado.
Hábitos esenciales para mejorar la salud física y mental
Estos son algunos ejemplos de buenas prácticas en salud física y mental.
- Deporte. Es la manera de poner el cuerpo en forma, fortalecerlo, ganar en agilidad, rapidez, flexibilidad, resistencia y coordinación. También nos ayuda a dejar de lado el sedentarismo, despejarnos, olvidar los problemas y a pasar un buen rato. Conviene practicarlo de forma regular.
- Yoga y meditación. Se trata de una práctica de salud milenaria procedente de oriente. El yoga ayuda no sólo a flexibilizar y fortalecer el cuerpo, sino a tener una mejor salud mental trabajando el aspecto emocional. De la misma forma ocurre con la meditación. Determinadas técnicas de relajación e introspección reducen el estrés y la ansiedad.
- Cuidado de la alimentación. No podemos olvidar que somos lo que comemos. Nuestro organismo se desarrolla a través de los alimentos que consumimos por lo que conviene siempre comer lo más sano, natural y ecológico posible. Eso también es salud, pues las propiedades de los alimentos alteran nuestra química interna para bien y para mal.
- Psicología. Cuidar la mente es la base de una buena salud. No podemos olvidar que los problemas psicológicos repercuten en la aparición de enfermedades o en el agravamiento de estas. Un buen estado psicológico y emocional promueve la salud física de la persona.
- Relajación y bienestar. También son muy demandados espacios de relajación y bienestar como los spas o los centros de masaje. Suponen un gran momento de desconexión y paz, ayudan a relajar el cuerpo y la mente, y son de utilidad en el tratamiento de tensiones, malestares, contracturas e incluso de lesiones musculares.
- Terapias. Existen millones de ramas en el sector de la salud, numerosos tratamientos realizados por profesionales que repercuten (y más si se sigue una cierta rutina) en el bienestar físico y psicológico de la persona. Algunos ejemplos son la acupuntura, fisioterapia, osteopatía…
- Estética. Cuidar de tu estética es, de algún modo, otra rama de la salud. Desde depilación facial hasta tratamientos como exfoliaciones, pueden resultar en un mejor aspecto físico y, en muchos casos, influyen positivamente en la autoestima. Además, al poder hacerlo en casa, te permiten desconectar de tu rutina y centrarte en el autocuidado.
Consejos para incluir prácticas alimentarias saludables en tu día a día
Las prácticas de alimentación saludable deberían ser tu prioridad si deseas mejorar tu bienestar físico y mental. Sabemos que llevar una dieta equilibrada no siempre es sencillo. Estos son 5 consejos que puedes introducir fácilmente en tu rutina:
- Aumenta el consumo de fibra. Este compuesto ayuda a controlar el azúcar en sangre y reduce los niveles de colesterol, ¡tan perjudiciales en el largo plazo! Prioriza alimentos ricos en fibra como verdura, fruta, cereales integrales, legumbres y frutos secos.
- Suma potasio a tus recetas. El potasio es vital para reforzar órganos tan importantes como el corazón o los riñones. Además, potencia el rendimiento de los músculos y nervios. Lo encontrarás en el plátano, la remolacha, las acelgas, la ciruela o la granada.
- Incluye más calcio y vitamina D en tu dieta. Opta por bebidas lácteas fortificadas. Te recomendamos consumir latas de salmón o sardinas una vez por semana. Las espinacas, la col rizada y los champiñones son ricos en nutrientes.
- Sustituye las grasas saturadas. El consumo de carnes grasas, salchichas, leche entera, mantequilla o quesos muy calóricos son ejemplos de prácticas no saludables. Te recomendamos reemplazar la leche entera por una desnatada o semi. En lugar de consumir queso en las ensaladas, opta por añadir frutos secos. Y no abuses de las frituras; sustitúyelas por un tipo de cocción más saludable como el horno, la freidora de aire o el microondas.
- Reduce el consumo de sodio (sal). Es el responsable de muchos ataques cardíacos y accidentes cardiovasculares. Evita los productos precocinados y no abuses de la salsa de soja u otras salsas. Opta por aliñar las ensaladas con un chorrito de limón y prepara alimentos caseros.
Cómo implementar prácticas saludables para el cuidado de la salud
Incorporar prácticas saludables para el cuidado de la salud es mucho más sencillo de lo que parece. El secreto está en convertirlas en pequeños hábitos que impliquen poco esfuerzo y tiempo. Te recomendamos que lleves a cabo los siguientes buenos hábitos para tener una vida sana y saludable.
1. Diseña un calendario de comidas semanales
Preparar un calendario con las recetas saludables que vas a consumir a lo largo de la semana te ayudará a planificarte mejor. Sabrás qué ingredientes comprar en el supermercado y conseguirás elaborar una guía saludable.
Te recomendamos que pienses en recetas fáciles de preparar en las que incorpores ingredientes saludables. Opta por platos ricos en verdura, carnes magras e hidratos de carbono. Las proporciones deben ser: 55% de hidratos de carbono, 30% de grasas saludables y 15% de proteínas.
2. Practica deporte 2 o 3 veces por semana
Si todavía no tienes el hábito de practicar ejercicio físico conviene incorporarlo de forma progresiva. Opta por salir a andar durante las primeras semanas a un ritmo moderado. Aumenta la intensidad poco a poco a medida que vayas adquiriendo resistencia y fuerza física.
¿Qué deporte practicar? ¡Es lo de menos! Lo importante es que hagas aquella actividad física que te divierta. Debes encontrar un equilibrio entre esfuerzo y diversión.
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3. Aprende algo nuevo cada día
Cultivar el intelecto es también una forma de mejorar el bienestar en general. Una forma sencilla de hacerlo es proponiéndote aprender todos los días algo nuevo. Puede relacionarse con cualquier temática de la cultura general.
Una manera sencilla de hacerlo es animarse a buscar información cada vez que te surge una duda. ¿Se acerca el cambio de hora y no sabes en qué día? Busca en Google no solo la fecha exacta, sino el motivo por el que se cambia la hora. Esas pequeñas curiosidades mantendrán tu motivación intelectual.
4. Lee durante 30 minutos antes de dormir
Renuncia a pasar los últimos minutos en la cama revisando tu correo electrónico y navegando por las redes sociales. Incorpora la práctica saludable de la lectura a tu día a día. Además, conseguirás conciliar mejor el sueño.
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5. Desayuna equilibrado cada mañana
El desayuno es la comida más importante del día. ¿Por qué? Aporta la energía y los nutrientes necesarios para rendir mejor durante las horas posteriores. Invierte 15 minutos en preparar un desayuno equilibrado que incluya fruta, lácteos, frutos secos y algo de proteína.
6. Haz la cama todos los días
Los expertos en hábitos saludables han descubierto que obligarte a hacer la cama todos los días prepara el cerebro para comenzar el día con buen pie. Aunque pueda parecer algo sin importancia, realizar esta sencilla práctica nada más levantarse es una forma de sentir que tomas el control a través de acciones metódicas.
7. Medita durante 10 minutos al despertarte
En lugar de levantarte rápidamente de la cama cuando suene el despertador, opta por practicar mindfulness durante 10 minutos. Realiza respiraciones profundas con los ojos cerrados. Evita pensar en las obligaciones que tienes por delante. Para ello deja la mente en blanco y concéntrate en tu respiración.
8. Realiza un ritual de limpieza facial cada noche
La rutina facial será el primer hábito de preparación para irse a dormir. Tómatelo como un ritual para meterte en la cama con todos los deberes hechos. Contribuye a un mejor descanso y es una forma de regalarte un tratamiento.
Prácticas no saludables que debes evitar
Llevar a cabo buenas prácticas de salud es tan importante como evitar aquellas que nos perjudican. Estas son las prácticas no saludables más extendidas entre la sociedad:
- No te saltes ninguna comida diaria. Deberías hacer un total de 5 ingestas: desayuno, aperitivo (ya sea una pieza de fruta o frutos secos), comida, merienda (aprovecha para consumir otra pieza de fruta) y una cena ligera.
- Evita fumar o consumir alcohol.
- No trabajes ininterrumpidamente, sin realizar descansos.
- Consumir raciones demasiado grandes. Aunque no lo creas, una ingesta no debe hacerte sentir completamente lleno. Busca haber saciado un 80% de tu apetito.
- Evita abusar del café. Se recomienda no tomar más de uno diario. Incluso puedes sustituirlo por bebidas más saludables como un té.
- Huye de la vida sedentaria.
- No duermas con luz en el dormitorio. Varios estudios han comprobado que una estancia completamente a oscuras contribuye a un descanso más profundo y reparador.
- No tengas el móvil en la mesilla de noche. Cualquier vibración o encendido de pantalla interrumpirá tu descanso.
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Estrategias para mantener las prácticas de un estilo de vida saludable a largo plazo
El experto en hábitos saludables, James Clear, expone en su libro Hábitos Atómicos que el secreto para mantener prácticas positivas a largo plazo son las pequeñas acciones diarias. Para el autor es esencial que no solo lleves a cabo la práctica saludable, sino que interiorices el motivo por el que la haces.
Llegará un momento en el que la monotonía empañe tu motivación. Es ahí donde debes recordar tu propósito. Además, conviene que no establezcas una meta con una fecha de caducidad. Por ejemplo, si quieres dejar de fumar tu meta no debería ser “estar 30 días sin fumar”, sino “convertirte en un ex-fumador”. Esta última meta te guiará durante toda la vida.
Cómo los pequeños cambios diarios pueden transformar tu salud
La mente es uno de los mejores productos de ingeniería de la naturaleza. Hasta que no aprendemos cómo funciona, no nos damos cuenta del poder que tienen nuestros pensamientos.
A través de pequeños cambios diarios es posible transformar nuestro estado de ánimo y nuestra salud. Un hábito muy simple, pero efectivo es verbalizar “buenos días” con las personas que interactúas por la mañana. Ese pequeño contacto positivo fomenta un estado de ánimo más positivo.
Optar por subir las escaleras en la oficina en lugar de usar el ascensor o comenzar a beber café sin azúcar son pequeños cambios de bajo esfuerzo, pero un gran impacto positivo en tu salud.
Preguntas frecuentes
¿Qué son las buenas prácticas en salud?
Las buenas prácticas en salud son aquellas acciones o actividades enfocadas a mejorar la calidad de vida y el bienestar.
¿Cuáles son algunos ejemplos de buenas prácticas en salud?
Algunos ejemplos de buenas prácticas en salud es llevar a cabo una dieta equilibrada, practicar ejercicio físico o meditar 10 minutos todos los días.
¿Qué se considera una práctica no saludable?
Una práctica no saludable es aquella que perjudica nuestro bienestar a corto o largo plazo.
¿Cuáles son los beneficios de seguir un estilo de vida saludable?
Proteger el organismo de ciertas enfermedades, aumentar tu energía, promover hábitos de descanso saludables o mejorar las relaciones sociales son algunos beneficios.
¿Cómo puedo adoptar prácticas alimentarias saludables?
Preparar un calendario semanal de recetas saludables es una forma eficaz para llevar mejores hábitos alimentarios. También se recomienda aumentar el consumo de fibra y calcio, así como reducir el de grasas saturadas y exceso de sodio.
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